Identidad y desarrollo regional

Columa de Eolo Díaz-Tendero, coordinador ejecutivo

Según el último estudio “Barómetro Regional” realizado por la UOH, que mide percepciones ciudadanas sobre temas de interés para el desarrollo de las capacidades de la región de O’Higgins, sólo el 8% de los entrevistados menciona en primer lugar a la región como el lugar al que pertenece. Vale decir que en el imaginario de arraigo territorial desarrollado por los ciudadanos, la región como espacio socio-político o cultural casi no existe como referencia, sobre todo si se la compara con otras referencias como el barrio (32%) o la comuna (19%).

¿Qué genera ese arraigo? ¿Qué cualidad común aparece como diferenciadora en las opciones de pertenencia  más mencionadas frente a la región?  A simple vista sería la cercanía territorial y la presencialidad o vivencia más cotidiana de las acciones que movilizan estas instancias. Mientras el barrio se constituye a partir de relaciones sociales directas, construidas a lo largo del tiempo, de cercanía y de redes solidarias de confianza, por su parte el municipio se percibe como la estructura formal a través de la cual se materializan territorialmente las acciones de “lo público”. Frente a esto, es probable que por contraste lo regional no aparezca en esos espacios o emerja  como un espacio de significación más general, menos cotidiano, más formal.

Sin embargo, cuando a los mismos ciudadanos se los interroga sobre qué autoridades deberían tomar las decisiones en ámbitos importantes para el territorio, ellos confían mayoritariamente en las autoridades regionales (ni comunales ni nacionales), especialmente en los ámbitos de fomento productivo (47%), vivienda (45%) y Transporte (45%). Esto implica que la ciudadanía si visualiza un espacio de gestión que dice relación con la planificación global del territorio. En este caso lo nacional no tendría el detalle que le permitiría dotar de pertinencia a las decisiones y lo municipal se quedaría encerrado en espacios que no permiten la coordinación eficiente con el resto del territorio.

Así, para la región como institución, se constituye una paradoja compleja de resolver si el objetivo es generar herramientas regionales integradoras y que empujen el desarrollo. ¿Cómo accionar con cercanía como clave de gestión desde una estructura que está diseñada para decisiones orientadas al conjunto del territorio regional? ¿Cómo generar identidad cuando los territorios son diversos como una agregación de identidades y de acciones? ¿Cómo generar desarrollo integrado y con sentido identitario desde un instrumento que está en desarrollo y que se percibe lejano por la ciudadanía?

"Esta situación aparentemente compleja, se instala a la vez como un gran desafío y un motivo de acción tanto para las elites que tienen la responsabilidad de empujar un desarrollo que no precarice a la población y genere identidad, como para los ciudadanos, responsables de empujar la defensa de sus identidades, derechos y requerimientos de bienestar. Algunas de las potenciales respuestas a esta paradoja también podrían surgir del análisis de los datos que entrega el ya mencionado Barómetro Regional"Así, cuando se les pregunta a los

ciudadanos de O´Higgins sobre las instituciones que más aportan al desarrollo de la región, las tres primeras menciones son El Municipio (48%), Los Medios de Comunicación Regionales (45%) y Las Universidades (45%).

Detrás de estas instituciones existen acciones, bienes sociales y valores que la ciudadanía valora y le hacen depositar su confianza en ellas. Al analizar esta triada vuelve a aparecer la cercanía territorial de la acción del estado representado por el municipio, pero además aparecen dos elementos claves para planificar una potencial estrategia de intervención. Por una parte está el conocimiento instalado en las universidades que dotaría de objetividad las potenciales decisiones de lo público, desarmando de este modo el extendido juicio de que la política y los políticos trabajan para sus propios intereses y cercanos. Por otra parte, completa esta triada la comunicación territorial de los medios regionales que aportaría con información pertinente y vinculada a los espacios de actividad propios de la vida vecinal y produce reconocimiento de las identidades y territorios particulares y específicos.

Así, para imaginar el desarrollo regional de los próximos lustros en O´Higgins será necesario implementar alianzas basadas en la colaboración y los objetivos comunes, donde unos podrán la cercanía de la ejecución, otros aportarán con la mirada y planificación general para generar integración equilibrada de los territorios diversos, otros aplicando el conocimiento para dotar de eficacia y pertinencia a la acción pública y cada uno comunicando eficientemente en los códigos de lo cotidiano tan propio de la vida de barrio.

El desafío está planteado, depende de voluntades específicas el que se puedan articular estas alianzas estratégicas y es crítico que en ello ayude la nueva Estrategia Regional de Desarrollo que se está construyendo.